Encuestomanía

Nelson Garrido, Movimiento Somos

Una vez ya entregado el texto definitivo de la nueva constitución, se podría decir que uno de los grandes ganadores de las contiendas de este proceso ha sido el fervor de la “encuestomanía”. Recuerdo que antes se hacía un par de veces al año, ahora se produce compulsivamente todas las semanas.

Recuerdo el papelón de las encuestas en el plebiscito de entrada, el papelón que se mandó en las últimas primarias e incluso recuerdo los archivos de “el mercurio” donde sus encuestas daban por indiscutible ganador a la opción del “SÍ” en el plebiscito del 88.

A estas alturas ya sabemos que en este país existe un amplio sector consumidor de encuestas y que por su puesto los medios de comunicación hegemónicos hacen provecho de esto ¿Cómo?… Inventando para ellas un llamativo envoltorio y repartiéndolas como inofensivos ansiolíticos a prueba de calmar la ansiedad y la incertidumbre.

A pesar del clima que generan las encuestas en el terreno de la opinión pública, tengo esperanzas de que el apruebo se pueda manifestar como gran mayoría en el plebiscito de salida por el simple hecho de que el pueblo a partir del estallido social ha estado usando un termómetro mucho más sabio, bajo la consigna de: “Lo que es bueno para la derecha, es malo para el pueblo”. Y aunque pueda sonar simple, es efectivo, sobre todo cuando el pueblo tiene identificados a los Zaldívar, a los Moreira, a los Kast, a los Chahuán, a los Chahín y para que seguir echándole sal a la herida si todas y todos sabemos que la lista es bastante larga.

Espero que todo este menjunje de líneas para acá y líneas para allá, de números y porcentajes que los poderes fácticos están acostumbrados a manosear, impulsen aún más a la ciudadanía a materializar un avance concreto en relación a las demandas que los movimientos sociales venimos enarbolando hace tanto tiempo. Esto lo digo porque existe algo que las encuestas omiten completamente, las encuestas no contemplan a la vecina que después de hacer el aseo en su casa se hace un tiempito para ir a aportar en la olla común, al compa que regala agua en las marchas, al grupo musical que atraviesa al otro lado de Santiago para apoyar iniciativas populares, a las brigadas de salud que transitan por Plaza Dignidad, a la prensa independiente que busca romper el cerco, a las y los observadores de derechos humanos que exponen su integridad en cada manifestación, a los diversos pueblos que buscan revitalizar su Lengua.

Estas y muchas otras expresiones de enorme riqueza cultural no pueden ser aminoradas por las encuestas, porque precisamente es esto lo que las encuestas no saben medir.

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