Gramsci lo expresa claramente cuando habla de la educación clerical italiana, “el producto {educación} vale poco en Italia, a pesar de lo que cuesta. Lo que vale es el producto {título}, que en cambio cuesta muy poco (…). El estado (…) siempre está dispuesto a comprar títulos de estudio, pero pretende que sean expedidos por una de sus instituciones acreditadas”.Sigue leyendo